Deporte y cerebro
¿Cuántos de los que estáis leyendo este post se había propuesto hacer deporte este año y aún no ha empezado? Todo el mundo sabe los beneficios que tiene para el organismo, se adelgaza, se mejora la masa muscular, acelera el metabolismo y la consiguiente quema de grasas.
Pero además de la parte física el deporte tiene una influencia directa en nuestro cerebro a corto y a largo plazo.
Una de las primeras cosas que preguntamos a las personas que están pasando por una situación difícil, es ¿qué comes, cómo duermes y cuánto ejercicio haces? La razón es bien sencilla, muchos de los malestares psíquicos están vinculados directamente a estos factores físicos. Estudios recientes de la Universidad de California han demostrado que la ausencia de ejercicio está ligada a trastornos emocionales como la depresión y que hacer deporte de forma continuada puede prevenir enfermedades degenerativas como el alzheimer o el parkinson.
El deporte nos hace liberar toxinas, favorece la oxigenación cerebral y eso mejora los procesos cognitivos. Nos obliga a concentrarnos en el cuerpo, igual que en algunos tipos de meditación, nos centra en el “aquí y ahora”.
Es un escudo para nuestro cerebro y un estimulador para el aprendizaje y la memoria. Según el neurólogo Fernando Lopez Pinilla cuando empezamos a hacer ejercicio, automáticamente se generan sustancias químicas en el cerebro, entre ellas la proteína BDNF que actúa como un neurotransmisor favoreciendo la conexión entre las neuronas, la plasticidad del cerebro y su capacidad para adaptarse al entorno, aprender y memorizar.
También generamos endorfinas, la llamada hormona de la felicidad, esa es la razón por la que muchos deportistas dicen que “engancha”. Si eres constante el cuerpo se acostumbra a su dosis diaria y necesitarás moverte diariamente como necesitas respirar o comer.
Pero además de todo ésto, existen otros beneficios a largo plazo. Los neurocientíficos como David Costa de la Universidad de Barcelona hablan de la “reserva cognitiva”, todos los hábitos saludables que tenemos a lo largo de nuestra vida son como un banco donde depositamos nuestros ahorros, a medida que envejecemos o surge una lesión nuestro organismo tira de esas reservas para mantener en funcionamiento el cerebro y regenerar las conexiones neuronales dañadas y el deporte es un plus para generar esa reserva.
Y sabiendo ésto ¿cómo podemos revertir esta tendencia tan humana a la comodidad en actividad?
Al final el cómo nos enfrentamos a nuestros objetivos de llevar una vida saludable nos dice cómo nos enfrentamos a otros muchos retos cotidianos, laborales, personales o familiares. Si has intentado muchas veces cambiar aspectos concretos de tu vida, mejorar tu salud o tus relaciones personales y no terminas de conseguirlo porque te falta motivación o constancia, en Alonso Project podemos ayudarte a encontrar la causa que hace que tú mismo te boicotees o que abandones un propósito antes de conseguir tu objetivo.
No puedo estar mas de acuerdo, no por que tenga base científica por que mis conocimientos de medicina no alcanzan ni para recetarme un paracetamol pero si por que llevo casi toda mi vida experimentando ese “enganche” del que habla el artículo. Tan adictivo es que incluso cuando tienes que hace un enorme esfuerzo por ir al gim, porque estas fundido, por que el trabajo te ha destruido, cuando llegas y te calzas las zapas de ciclo algo pasa a en tu interior que todo se pone en su sitio y te entregas a esa maravillosa locura que es la búsqueda de tus limites, eso que te lleva a un estado de plenitud y satisfacción personal que difícilmente se consigue de otra forma.
Solo hay que intentarlo con un poquito de afán para hacer un habito lo que al principio cuesta un poquito. Una pequeña inversión para el enorme beneficio obtenido.